Pollensa, originalmente un pequeño pueblo de pescadores, es famosa por su autenticidad y encanto, habiendo preservado gran parte de su carácter original gracias a estrictas normativas de construcción que limitan los edificios altos. El pueblo en sí es un laberinto de estrechas calles empedradas, edificios históricos y plazas animadas, como la Plaça Major, donde se celebra el famoso mercado semanal. Este mercado es una gran atracción, ofreciendo una variedad de productos locales, artesanías y textiles, que permiten a los visitantes experimentar el auténtico sabor de la vida mallorquina.